“El verdadero yo: Mexicanos de doble moral”
“Vivimos siendo mascaras,
y nos colgamos en una pared,
para descubrir que no tenemos
fiesta para quitárnosla”
Juan Jesús Vázquez Vilchis
Una cruda realidad es la que deseo expresar mediante este ensayo, reflejo del hábito “muy mexicano” de medir las cosas con distintas varas, según el interés o el precio que persigamos.
Es cierto que el pueblo mexicano expresa constante repudio hacia la clase política de su país, también hacia la violación sistemática de los derechos del migrante en Estados Unidos, al igual que por la pederastia de la Iglesia católica cometida por su curia y el cumulo de criticas emitidas por un sinfín de países alrededor del orbe hacia la nación mexicana, que culminan en un fatal dies irae para el mexicano.
En aquel célebre personaje que proclama que la mayor identidad que tiene es celebrar una falsa independencia, una pseudo revolución y que se reconforta al beber litros de tequila, cerveza, disfrutar de un harem de mujeres y gritar ¡gol! cuando el tricolor vence a un equipo de tercer mundo.
El mexicano se indigna en el momento en que los gobernadores, diputados, senadores presidentes municipales, y servidores públicos, tienen sueldos millonarios y dejan las arcas del país, mutiladas ¿pero qué sucede cuando la sociedad grita “corrupción”? ésta, se estaciona en el lugar de personas discapacitadas, sus alumnos le dicen al “profe” que les haga “el paro”, para poder pasar el examen, del mismo modo en que los automovilistas cometen alguna infracción y quieren extorsionar con la “mordida”, ¡que folclórico! (LA JORNADA, 2010)*
El mexicano se siente humillado cuando los agentes de inmigración de Estados Unidos golpean, insultan y deportan a los mexicanos, pero ¿qué sucede cuando se secuestra, golpea, ultraja, prostituye, extorsiona y asesina impunemente a los migrantes centroamericanos a su paso por México? ¡que discreto!
(El Universal, 2011 )* , (Saldaña, 2010)*.
Y dadas las circunstancias, el clero se indigna porque la gente no da diezmo, porque los homosexuales circulan libremente por las calles tal como si fueran una epidemia mortal (Davenport Fentanes, 2010)* y porque las prostitutas son el reflejo “inmoral” de la sociedad. Por cierto, olvidaba a los “beatos” que se santiguan cada vez que leen el Evangelio y muestran una mirada hipócrita al Cristo, pero me vuelvo a cuestionar qué ocurre cuando la sociedad se da cuenta que el Vaticano tiene una sede extensa y rica, la cual es fruto del diezmo, que el Papa disfruta de edificantes vacaciones en su Chalet en la provincia italiana de Bressanone y que algunos de sus sacerdotes sacian sus instintos carnales con niños y niñas pequeños que apenas exploran lo maravillosa e increíble que es la vida, ¡pero que la homosexualidad y los pecados carnales se castiguen y se consideren pecado! - clama el clero- por poco olvidaba que el señor que lee el evangelio con tanto cinismo, reflexiona como golpeó a su mujer en la mañana antes de ir a misa, por ser un macho mexicano y tener el control autoritario en casa, un patrón de conducta que heredara a sus hijos, el hombrecito renegado y la mujercita abnegada.
¿Y qué hay de los infames que reclaman que el narcotráfico es el cáncer del país? que el problema ataca y envenena a nuestra niñez, y juventud, pero que nuestro orgulloso gobierno lleva las de ganar en el comercio contra el narco, o quizás sería mejor decir la “guerra contra el narco” mientras “deleitan” su oído con narcocorridos de moda que toca en programas de alto rating el duopolio televisivo, quien intoxica la imaginación del televidente, narcocorridos que gustan (y que hasta el más enano se sabe), dice aquel que presume su nueva troca -¡el pan agrio de cada día! (MILENIO ONLINE, 2009)*
Lo más cómico de esta alegoría es cuando el mexicano se siente ofendido porque “pisan” su bandera y critican la producción automovilística de sus carros denominándoles “tortilla” y se burlan de sus burros, zarapes y atuendos autóctonos(TUNINGMEX.COM, 2011)*, pero ni se piense que el mexicano se jacta de respetuoso, ¡que increíbles son los chistes del chino, el americano, el gallego y el francés! Vaya que en definitiva existe la doble moral o al menos así lo piensa Fernando Solana Olivares, cuando dice qué “la obscenidad está en la mirada, que la degeneración se aloja en la mente, que el mundo cambió y es irreparablemente múltiple, que la moral teísta no existe, que la paja en el ojo ajeno impide ver la viga en el propio” (MILENIO.COM, 2011).
Debemos dejar de ser el país en donde la palabra solidaridad tenga un precio muy elevado, una nación en la que cada sexenio se escuche la misma cantaleta por parte de los partidos políticos, que prometen un cambio y no lo cumplen, un cambio en el que toda una nación sueña día tras día, un territorio en el cual más de 50,000 millones de habitantes sufren de inanición y de una deplorable educación.
Es tiempo de despojarnos de esa mascara llamada indiferencia, de dejar de mentirnos una y otra vez cada mañana frente al espejo, es tiempo de incursionar en el mundo de la empatía, hemisferio desolado por las condiciones sociales de un México mutilado por sí mismo.
Bibliografía*
Davenport Fentanes, G. (2010, Enero 25). NotieSe. Recuperado Abril 06, 2011, dehttp://www.notiese.org/not
El Universal. (2011, Abril 04). El Siglo de Tórreon. Recuperado Abril 06, 2011, dehttp://www.elsiglodetorreo
LA JORNADA. (2010, Abril 13). LA JORNADA. Recuperado Abril 06, 2011, dehttp://www.jornada.unam.mx
MILENIO ONLINE. (03 de Noviembre de 2009). MILENIO ONLINE. Recuperado el 06 de Abril de 2011, de http://impreso.milenio.com
Saldaña, N. (10 de Junio de 2010). Reporteras de Guardia. Recuperado el 06 de Abril de 2011, de http://www.reporterasdegua
TUNINGMEX.COM. (02 de Febrero de 2011). TUNINGMEX.COM. Recuperado el 06 de Abril de 2011, de http://www.tuningmex.com/a
MILENIO ONLINE. (18 de Marzo de 2011). MILENIO ONLINE. Recuperado el 06 de Abril de 2011, de http://impreso.milenio.com
*Es necesario destacar que los artículos citados, sólo hacen referencia a las situaciones que contextualizo en el ensayo, por lo que la redacción del mismo es completamente auténtica.
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